La conciliación en modo verano: un puzle difícil de encajar

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La conciliación es complicada durante todo el año, pero cuando llega la época estival, la situación se vuelve aún más difícil. Las familias se ven obligadas a hacer malabares para gestionar el cuidado de los niños mientras esperan la llegada de las vacaciones laborales. En España, las vacaciones escolares de verano duran aproximadamente 11 semanas, una duración claramente incompatible con los 30 días naturales de vacaciones anuales que reconoce el Estatuto de los Trabajadores.

Ante esta realidad, ¿qué hacen las familias? La solución habitual pasa por recurrir a los abuelos y abuelas o inscribir a los niños y niñas en campamentos de verano, pero la oferta pública en este ámbito es escasa, lo que provoca una cobertura limitada y desigual. Así, muchas familias se ven con la necesidad de tener un gasto económico considerable para cubrir, a menudo, solo las mañanas de sus hijos e hijas mientras trabajan. El verano acaba siendo una época en la que se trabaja para poder pagar el campamento o la ayuda externa necesaria.

Esta situación amplía las desigualdades entre familias según su poder adquisitivo, supone un esfuerzo extra para las familias monoparentales, y genera una gran frustración por no poder pasar tiempo con los hijos y por vivir constantemente en tensión, intentando encajar las piezas del puzle que representa el verano.

¿Y qué se puede hacer para mejorar esta situación?

Desde Wocrata, defendemos que la conciliación no debe basarse únicamente en externalizar los cuidados. Es necesario encontrar un equilibrio que permita a las familias estar presentes en el día a día de sus hijos e hijas, y que las soluciones no pasen siempre por delegar esta tarea a terceros. En este sentido, proponemos algunas medidas para avanzar hacia una conciliación real durante las vacaciones escolares de verano, muchas de las cuales ya funcionan con éxito en otros países europeos:

• Campamentos universales y subvencionados
Es necesario garantizar una oferta suficiente de programas de verano gestionados por ayuntamientos, escuelas públicas y entidades sociales, con subvenciones adaptadas a la renta familiar, como ya ocurre en Francia o Suecia. Aunque no resuelven del todo la conciliación, ayudan a reducir el impacto económico que actualmente recae sobre las familias.

Reducción y escalonamiento de las vacaciones escolares
A pesar de las particularidades climáticas de nuestro territorio, habría que replantear el calendario escolar para reducir la concentración de vacaciones en verano e introducir pausas más cortas y repartidas a lo largo del año, siguiendo el ejemplo de Alemania.

Horarios laborales flexibles y adaptables por ley
Es esencial garantizar el derecho a adaptar la jornada o teletrabajar durante las vacaciones escolares. Este derecho debería estar reconocido todo el año, pero se vuelve especialmente necesario en verano. En Países Bajos, Suecia o Alemania esta flexibilidad forma parte del sistema.

• Jornada intensiva en verano
Establecer por norma la jornada intensiva durante los meses de verano facilitaría mucho la conciliación. Aunque algunas empresas ya la aplican, aún no es una práctica extendida. A menudo hay miedo a cómo lo recibirán los clientes, pero una comunicación clara y honesta suele generar comprensión y aceptación.

• Incentivos fiscales a empresas conciliadoras
Se podrían ofrecer bonificaciones a aquellas empresas que apliquen medidas como horarios flexibles, espacios infantiles o campamentos internos. Lo más relevante es premiar las buenas prácticas, poniendo en el centro a las personas trabajadoras de la empresa y su calidad de vida.

• Formación en conciliación para directivos
Es fundamental formar a los equipos directivos en materia de igualdad y conciliación, para que sean ellos los primeros en impulsar cambios reales dentro de sus organizaciones. Dar ejemplo, desde arriba es clave para que las dinámicas internas evolucionen.

En junio, muchas familias solo piensan en sobrevivir hasta septiembre. Necesitamos un cambio estructural que permita que el verano deje de ser una fuente de estrés y desigualdades. Las familias deben poder disfrutar del verano con sus hijos e hijas, y lo más importante es que esto es posible. Solo se necesita voluntad política y social para hacerlo realidad.

 

Artículo original en catalán publicado por Wocrata en criar.cat, la comunidad de crianza para familias. 

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