No necesitamos más felicitaciones por renunciar. Necesitamos no tener que escoger.

Cada cierto tiempo vemos publicaciones en redes sociales donde se aplaude a la pareja que ha dejado su carrera para cuidar a las criaturas:

“Sin ti, no podría haber llegado donde estoy. Gracias por cuidar a nuestros hijos.”

Y aunque entendemos la intención —es bonito ser agradecido—, estas publicaciones NO nos gustan. Porque, si las analizamos bien, lo que estamos haciendo es felicitar la renuncia. Y eso no es motivo de alegría.

Renunciar, por lo general, duele. 

Nos gustaría ver otras publicaciones, otras historias. Por ejemplo:

“Una mujer de mi equipo se quedó embarazada y cuando volvió, tuvo flexibilidad y ha podido seguir ascendiendo como ella quería, sin renunciar.”

“La CEO de mi empresa es madre y cada día recoge a sus criaturas en el colegio.”

“El Director Financiero ha pedido reducción de jornada para conciliar mejor.”

Queremos más ejemplos a seguir y menos estatuas a la renuncia.
Menos aplausos al sacrificio silencioso y más estructuras que sostengan a todas las personas.
Mejor apoyar un sistema donde nadie tenga que elegir entre cuidar y crecer.

Y a ti, ¿te han felicitado por renunciar? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.