Empieza septiembre y, con él, llega el regreso progresivo a la rutina y al curso escolar. Para muchas familias, estos días se convierten en la semana más complicada de todo el año en términos de conciliación. Seguir pagando ayuda externa, tirar de abuelos ya agotados o intentar teletrabajar haciendo malabares son las soluciones más habituales.
Hace unos días preguntamos a la comunidad de Wocrata cómo estáis viviendo esta vuelta. Las respuestas muestran un panorama diverso y, a la vez, lleno de contradicciones. Cerca de un 60 % de las familias reconocéis tener ganas de volver a la rutina, y soltáis un “¡ya era hora de volver al cole!”. En cambio, un 38 % preferiríais alargar el verano eternamente, con los peques 24/7, aunque eso implique un ritmo más intenso.
Y cuando hablamos de los niños y niñas más pequeños, los menores de tres años, la foto también es variada. Un 40 % los llevaréis a la guardería por necesidad laboral o de organización familiar. Un 25 % decidís que no vayan, y un 35 % escogéis la escuela infantil como una opción educativa y social, más allá de la logística. Estos datos muestran que cada familia busca su propia fórmula para equilibrar necesidades, deseos y posibilidades reales.
Otro de los grandes temas de este inicio de curso es, sin duda, la «operación pañal». Y aquí hay una buena noticia: la mayoría de los centros muestran flexibilidad. Un 56 % de vosotras explicáis que se respetan los tiempos individuales de cada criatura, como debería ser siempre. El resto, por desgracia, aún os encontráis con presiones o calendarios poco respetuosos, lo que genera estrés añadido tanto a las familias como a los peques.
Y llegamos a la gran pregunta: ¿cómo valoráis la conciliación durante el curso escolar? La respuesta es contundente: suspenso general. Un 29 % la consideráis muy mala, un 33 % bastante mala y un 38 % la calificáis como “normal”, es decir, sin mucho margen para la tranquilidad. Solo un 15 % la describís como buena, una cifra que pone de manifiesto lo lejos que seguimos estando de una conciliación real y efectiva.
Estos datos dibujan un septiembre con dos caras. Por un lado, hay familias que esperan con ganas recuperar rutinas y horarios más estables. Por otro, muchas viven la vuelta con angustia, sabiendo que el curso escolar no resuelve los problemas de conciliación, sino que a menudo los hace más evidentes.
Quizá la reflexión que nos deja este inicio de curso es que la conciliación no puede recaer solo en la buena voluntad de las familias, las escuelas o los abuelos. Hacen falta políticas públicas reales que acompañen y sostengan la crianza, que ofrezcan flexibilidad laboral y servicios accesibles. Y, por otra parte, las empresas deben adoptar medidas de conciliación más reales y efectivas. Mientras tanto, las familias siguen buscando equilibrios imposibles entre el trabajo, los cuidados y el tiempo propio.
Así que, ¿cómo lleváis vosotros la vuelta? ¿Con ganas de poner orden en el calendario o con nostalgia del verano? Sea como sea, septiembre nos recuerda que la crianza y la conciliación siguen siendo un reto colectivo, y que la rutina solo funciona cuando es compartida y respetuosa con las necesidades de todas las personas.
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